BDSM, los amantes del látigo

Por: Andrea Bastien

A un lado del fetiche, existe también la práctica del BDSM; la sigla está formada por la iniciales del Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo, y Masoquismo, este tipo de fantasías eróticas no convencionales no son sólo perversiones o libertinajes de algunas personas, ya que por muy extraño que suene, a pesar de que las preferencias sexuales de una persona estén enumeradas en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, los amantes del látigo y las cadenas pueden ser psicológicamente más sanos que los que no lo hacen.

La práctica en el BDSM es de forma voluntaria; sin embargo, los papeles se basan en quién tiene el poder, es decir, alguien tendrá el rol dominante o activo y la otra persona será el sumiso o pasivo. Generalmente, son las mujeres las que ocupan el papel de sumisas. Esta relación se escribe con las siglas D/s. Como ya se sabe, las limitaciones de la psicología sexual son amplias, inclusive, la pareja involucrada en esta práctica firma un contrato en el que el sumiso se pone a las órdenes de su amo, aceptando reglas como no perforarse o tatuarse a menos que él lo indique, depilarse cada periodo de tiempo, entre otras cosas. Por otra parte, el amo firmará “amar y proteger” el cuerpo del sumiso.

Como todo juego, el BDSM tiene sus reglas, la importancia de seguirlas es fundamental. Las reglas son excitantes para la pareja practicante, si no se les da un seguimiento correcto, o la pareja cae en la rutina, el BDSM deja de tener sentido. Por ejemplo, no utilizar ropa interior podría ser una idea interesante, pero es probable que se vuelva poco práctica, es por eso que puede ser más sencillo que los Doms (Dominante) elijan lo que el sumiso llevará puesto. Lo cierto es que este tipo de actividades se convierten en indiferentes, pues las personas pierden interés en este tipo de detalles. Las reglas deben ser un objeto de diversión que funcione no sólo durante los primeros días, sino siempre que se continúe con la práctica. Se dice que al ser dominante no se deben inventar reglas, ya que si no funcionan perderán credibilidad frente al sumiso; sin embargo, es importante que el activo deje expresar su creatividad e ideas al pasivo para poder experimentar.

Los rituales dentro del BDSM llegan a ser muy elaborados y contienen un simbolismo complejo. Derramar cera sobre el cuerpo, colocar pinzas en lugares estratégicos como los pezones, humillación, flagelación, uso del collar de sumisión o dominación ecuestre, son sólo algunas de las prácticas del BDSM. Dentro de todo juego, la pareja acuerda una palabra clave, la que significa el cese inmediato de la acción sobre el sumiso.

Los juegos de rol también representan las condiciones de dominante y sumisa, incluyendo vestuario y personalidades diferentes, para remarcar la intensidad del control y entrega. Una situación común es que la mujer dominante obligue al dominado a vestirse femeninamente.

Existe también “la cesión”, esto quiere decir que la persona pasiva puede ser cedida o “prestada”; siguiendo las reglas del BDSM, la humillación, los azotes y todo movimiento al que el sumiso sea sometido con su nuevo amo, será una prueba de la entrega que tiene con su primer amo. Ser cedido no significa que el activo esté aburrido del pasivo o algo parecido, al contrario, éste cederá a su pareja porque la considera valiosa y se siente orgulloso de poseerla. Las emociones o el dolor que se pueda sentir en la cesión será “especial” sólo por ser una entrega profunda a su amo.

Muchos son los pensamientos, críticas y creencias acerca del BDSM. Se puede confundir el término de sumiso con esclavo, sin embargo, los practicantes de estos métodos afirman que no es lo mismo, ya que la diferencia radica en que los esclavos carecen de límites, se entregan totalmente a su amo, y los sumisos se guardan algo para sí mismos. Aunque para las mentes poco abiertas esto sea lo mismo, el mundo del BDSM está muy bien indefinido (por llamarlo de algún modo).

Existen miles de componentes que integran al cosmos del BDSM, son muchas las historias que se escuchan día a día; historias que rayan en abusos o rompen con las barreras de lo posible dentro del BDSM, es por eso que siempre será importante conocer a las personas con las que se llevará a cabo la práctica. En Internet se encuentran sitios y grupos dentro de las redes sociales, donde los fieles al BDSM encontrarán a sus parejas.

Arseplay, camisas de fuerza, celdas y jaulas, descargas eléctricas, escupitajos, mordazas, la lluvia dorada y muchos términos más tienen que ver con el BDSM; aunque para algunos estas palabras sólo les recuerden atrocidades de la inquisición, los jugadores en el BDSM las llevan a la práctica como parte de su vida rutinaria. Estas prácticas son algo normal que, como se dijo al inicio, la gente involucrada en éstas podría estar más sana mentalmente que aquellas personas que no lo practican. ¿Será cierto?

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